miércoles, 9 de marzo de 2011

5 DE MARZO DÍA MUNDIAL DE LA EFICIENCIA ENERGÉTICA





6 motivos para impulsar la eficiencia energética
Publicado por Fernando Legrand

Este 5 de Marzo fue el Día Mundial de la Eficiencia Energética, con un mundo que podría hacer un mayor esfuerzo en este sentido desde todos los ámbitos (ciudadano, empresarial, gubernamental), y con un país (España) que pareció ver una hendija de escape a su tremenda crisis económica a través de la racionalización de recursos que van en este sentido.
Dentro del ecosistema de la RSE, es uno de los programas favoritos dentro del eje Medio Ambiente / Sustentabilidad, porque permite enfocar de manera rápida acciones de impacto para la gestión.
Cambiar los focos de luz por bajo consumo, instalar reguladores de agua en lavabos de los empleados, disponer sensores de luz para áreas de bajo tránsito en fábricas, instalar paneles solares para la provisión de agua caliente, la arquitectura sostenible, son algunas de las medidas que suelen implementarse y que contribuyen en un ahorro de costos y una baja significativa en las emisiones de CO2.
Pero más allá de las ideas que podemos llevar adelante, primero debemos tener claro por qué nos conviene involucrarnos con medidas de eficiencia energética. He elegido aquí 6 motivos que me parecen más que válidos:
1. Ahorro, Ahorro, Ahorro. Si queríamos contribuir al Planeta, excelente. Pero nuestro jefe, el dueño de la empresa o quien sea que tome la decisión final va a terminar de convencerse una vez que le digamos que con estas medidas disminuirá por lo menos un 10% su facturación mensual de electricidad.
Lo mismo puede ocurrir en una empresa de logística, que pueda comenzar a preocuparse por “educar” a los choferes de sus camiones para reducir el consumo de combustible de sus camiones.
Sin dudas, la eficiencia energética en la empresa conoce sólo de relaciones gana-gana.
2. Impacto múltiple. Aquí no se trata sólo de ser eficiente con el consumo de luz, sino también con el agua, con la flota de transporte o con el uso de tecnología. Por tanto, si comenzamos a sumar, el impacto que podemos lograr con un programa estratégico en esta materia implicará un avance importante para la sustentabilidad de la organización.
3. Lo que comencemos hoy, mejorará mañana. Según el Estudio del WBCSD “Visión 2050″, el grado de eficiencia mejorará tanto por medidas legislativas como gracias a la eficacia del coste de las medidas individuales. Según el mismo informe, “la principal oportunidad se basa en saber que las normas se endurecerán cada vez más, lo que permitirá que prosperen las empresas que puedan proporcionar las soluciones de bajo consumo energético más baratas”.
4. La Era de las Subvenciones tendrá su fin. Según el reciente estudio del PNUMA “Hacia una Economía Verde”, las subvenciones de los gobiernos a los recursos energéticos representa el principal escollo para adoptar medidas de eficiencia energética y la inversión en energías renovables. Por tanto, el día que desde los distintos gobiernos comiencen a eliminar las subvenciones a las empresas, volverse de golpe “energéticamente eficaz” no será la panacea.
5. Crea un 20% más de puestos de trabajo. Este mismo estudio, que realiza proyecciones para una Economía Verde de cara a 2050 estimó que, si las economías globales invirtieran el 2% del PBI global recomendado por la ONU para “enverdecer” la economía, la inversión en energía renovables y eficiencia energética, generaría un 20% más de puestos de trabajo hasta 2050.
6. Genera un Efecto Dominó. Cuando se impulsan estos programas en el ámbito corporativo y de las organizaciones… ¿qué cree que ocurre? Los directivos y empleados, trasladan estas prácticas a sus ámbitos privados y de recreación, generando así un efecto contagio y activando el chip de la conciencia social y ambiental.
FUENTE: RSE on line

jueves, 13 de enero de 2011

SER ECOLÓGICO DESPUÉS DE LAS NAVIDADES

SER ECOLÓGICO DESPUÉS DE LAS NAVIDADES
Los residuos generados en estas fiestas se pueden tratar de forma precisa mediante unos sencillos consejos

Las fiestas navideñas ponen a prueba la conciencia ecológica de los consumidores. ¿Qué hacer con la gran cantidad de residuos que se generan en forma de envoltorios de papel o plástico? ¿Y con los regalos que no han gustado o los productos que se han sustituido? ¿Y con el abeto navideño? Seguir unos cuantos consejos puede ayudar a resolver estas preguntas.
Un 40% de la basura doméstica está compuesta de residuos orgánicos. Del 60% restante, la gran mayoría (un 80%) lo constituyen envases. En Navidades, este último porcentaje se incrementa de forma significativa.
La recogida de papel y cartón para su posterior reciclaje aumenta un 10% con respecto a la media en diciembre y enero. Los "días punta" de Navidad, Año Nuevo y Reyes son el motivo principal, según la Asociación Española de Fabricantes de Pasta, Papel y Cartón (ASPAPEL).
Los Ayuntamientos refuerzan la recogida durante estas fechas, pero no siempre es suficiente. No es extraño ver contenedores desbordados o residuos en contenedores que no les corresponde. De esta forma no se obtiene ninguna ventaja de reciclar el papel y cartón y, en general, de los demás residuos reciclables.
La recogida de papel y cartón para su posterior reciclaje aumenta un 10% con respecto a la media en diciembre y enero
Para evitar esta situación, los consumidores pueden almacenar en su casa los envoltorios que acumulen durante estos días festivos e introducirlos en el contenedor azul (papel y cartón) o en el amarillo (plásticos) más adelante. Al depositarlos, resulta muy útil plegarlos todo lo posible para que no ocupen más espacio del necesario. Y si el contenedor ha alcanzado su capacidad máxima, es conveniente dejar estos residuos plegados y atados en alguno de sus lados, donde molesten menos.
Antes de reciclar, lo mejor es reducir la cantidad de residuos y, después, reutilizar los productos para alargar su vida. Algunos expertos se refieren también al supra-reciclaje, que transforma residuos en objetos de valor. Por ello, para ser ecológicos después de Navidades, hay que serlo también antes y durante las mismas. Cuantos menos envoltorios, envases, bolsas de plástico o productos de usar y tirar se utilicen, mejor.
La reutilización de las cajas, el papel de regalo o las tarjetas de felicitación usadas resulta muy útil y ecológico: se pueden aprovechar para envolver otros regalos. Si se le añade algún otro elemento usado, como botones, tela, fotos de revistas o catálogos, etc., la personalización les dará un valor añadido y quedarán más vistosos. El papel usado puede tener otras salidas más originales:
Para compostaje: el papel triturado es un buen componente para el "vermicompostaje" (con lombrices).
Como relleno: el papel se puede utilizar para envolver algún objeto delicado o para enviarlo por correo. Otra opción es usarlo para darle más empaque a un cojín o un sillón que ha perdido su forma.
Para hacer máscaras: Un papel usado de colores, harina, agua y un poco de imaginación puede convertirse en una original máscara para los más pequeños de la casa o para lucirla en carnavales.
De base para camas de animales domésticos pequeños: cortado en pedacitos, las mascotas lo agradecerán.
Regalos y juguetes
En estas fechas se concentran en casa una gran cantidad de regalos y juguetes. Para reducir en lo posible su impacto ambiental, es preferible que sean productos "verdes". Los juguetes ecológicos, además de estar elaborados con materiales no contaminantes, conllevan un mensaje educativo para los más pequeños.
Una vez en casa, los nuevos regalos crean distintas situaciones: estos productos pueden sustituir a otros que ya no se van a utilizar, se añaden a una lista de productos similares que no se utilizan, no han gustado o son repetidos. Para ello, lo adecuado es seguir la máxima "inútil para unos, un tesoro para otros". Si ya no hay posibilidad de devolver el regalo, se le puede dar a otra persona que sí pueda encontrarlo interesante. Las modalidades son varias:
Dejarlo cómo está y dárselo tal cual a un amigo, familiar, etc. Esta acción no significa despreciar a la persona que lo ha regalado, sino preocuparse para que llegue a alguien que sí le va a dar una utilidad y que no acabe almacenado en el trastero o en la basura.
Hacer una fiesta de intercambio: quedar varios amigos o familiares con regalos, servir unos bocadillos y bebidas, y realizar el cambio.
Donar los regalos no deseados a ONG solidarias y ecológicas, a rastrillos solidarios cercanos, a refugios de beneficencia, etc.
Intercambiarlos en una red "Freecycle". En este sistema cualquiera puede canjear gratis todo tipo de artículos a través de Internet y así reducir el volumen de basura.
El correcto reciclaje de los regalos que no van a usarse es esencial para el medio ambiente. Productos como los eléctricos y electrónicos, las bombillas o las pilas contienen materiales tóxicos muy contaminantes.
Cenas y comidas navideñas ecológicas
La cena de Nochebuena y Nochevieja, o la comida de Navidad, implican la utilización de una mayor cantidad de alimentos que lo habitual. La organización ecológica de estos acontecimientos no solo debe tener en cuenta qué productos se eligen, sino también qué ocurrirá después con los mismos. Conviene evitar los alimentos muy perecederos, de manera que luego puedan guardarse para próximas comidas. Los envases de alimentos de distintos tamaños son idóneos para conservar estos productos y que las comidas navideñas se alarguen más tiempo.
Una vez pasado el banquete, los productos de limpieza naturales pueden evitar el uso de sustancias químicas perjudiciales con el medio ambiente. El bicarbonato de sodio o el jugo de limón pueden ser de ayuda en más de una ocasión para las manchas navideñas.
¿Y qué hacer con el árbol de Navidad?
Si se ha elegido un abeto natural, un correcto cuidado evitará que se muera y permitirá que pueda transplantarse de nuevo. Para ello, hay que comprarlo con raíces y suficiente cepellón (tierra adherida), regarlo de forma habitual y alejarlo de las fuentes de calor. En la actualidad, cada vez más ayuntamientos cuentan con un servicio de recogida selectiva de estos abetos naturales para transplantarlos o bien para triturarlos y usar el humus resultante como abono. Otra opción es contactar con una ONG ecologista cercana para que asesore sobre las posibilidades.
Si se ha optado por un abeto artificial, es conveniente conservar su caja original, tratarlo y guardarlo con esmero para que dure muchos años. En su mayoría se fabrican de plástico y su transformación comporta procesos químicos, gasto de energía y generación de residuos.

FUENTE: CONSUMER EROSKI

martes, 4 de enero de 2011

JUGUETES RESPONSABLES CON EL MEDIO AMBIENTE

JUGUETES RESPONSABLES CON EL MEDIO AMBIENTE
El cuidado del entorno debe ser un criterio más en el momento de elegir un juguete

La Navidad es la época del año en la que mayor número de juguetes se vende. Las distintas asociaciones y organizaciones medioambientales aconsejan que esta compra sea responsable: el juguete se debe adaptar a la edad del niño y desarrollar las múltiples facetas de su personalidad, a la vez que le entretenga, fomente comportamientos cívicos y solidarios y deseche otros sexistas o bélicos, y que no resulten tóxicos para la salud y el medio ambiente. Los juguetes ecológicos son, en este sentido, una buena opción para regalar en estas fiestas.

La mayoría de los juguetes carecen del ecologismo entre sus prioridades. Para empezar, a menudo se fabrican con algún tipo de plástico que tarda cientos de años en desintegrarse. Dentro de este grupo de plásticos, uno de los más utilizados es el PVC, que puede resultar muy contaminante si no recibe un tratamiento adecuado para su eliminación. El PVC, a menudo, lleva aditivos para que obtenga diversas propiedades. Uno de ellos, los ftalatos, utilizados para hacer productos blandos o elásticos, son un motivo de enfrentamiento entre fabricantes y ecologistas por sus posibles efectos tóxicos. La Comisión Europea prohibía en 2005 la utilización de una serie de ftalatos (DINP, DEHP, DBP, DIDP, DNOP y BBP) en el PVC de juguetes y artículos de puericultura que niños menores de tres años se puedan llevar a la boca.
Un juguete ecológico debe estar compuesto por materiales naturales y biodegradables.

Un juguete ecológico debe componerse de materiales naturales y biodegradables, como la madera, el corcho, el papel y el cartón reciclados y blanqueados sin cloro, tejidos de cultivo ecológico y no contener fertilizantes ni pesticidas sintéticos. Las pinturas deben ser el resultado de tintes vegetales, libres de metales pesados y disolventes químicos. Hay juguetes que se realizan de forma artesanal en diversas partes del mundo elaborados a partir de materiales naturales locales, como hojas de maíz, madera de bambú, etc.
En el mercado hay cada vez más juegos y juguetes que potencian actitudes de respeto ambiental, como kits para fabricar papel reciclado, semilleros de plantas para reforestar bosques, experimentos con energía solar, etc. También son dignos de destacar los juguetes realizados a partir del reciclaje de materiales en desuso o de desecho, o los libros que enseñan a crear a los niños sus propios juegos.
En cuanto a los juguetes con pilas, además de suponer un gasto adicional, contienen metales pesados nocivos para la salud, como el mercurio, el cadmio y el plomo, y en la mayoría de las ocasiones no aportan un valor especial. Si aún así se compra un juguete con pilas, cuando se agoten, hay que depositarlas en contenedores especiales para evitar que lleguen a contaminar el medio ambiente y facilitar su reciclaje, en especial las pilas de botón, que contienen más mercurio. Una opción intermedia sería comprar pilas recargables con un cargador que utilice placas solares.
Los residuos que generan los envases y embalajes son un problema serio para el medio ambiente. Por ello, al ir a la tienda, se deben comprar juguetes con envases retornables, llevar una bolsa propia en vez de utilizar las bolsas de plástico de un solo uso y guardar el papel de regalo para otras hasta que sea inservible y se recicle.
De esta manera, los niños pueden interiorizar pautas ecologistas cuando juegan, además de hacerlo con la luz del día, coger la bicicleta y andar en patín, en lugar de utilizar juguetes eléctricos o con gasóleo. En definitiva, la labor de los padres y educadores es fundamental, puesto que van a ser el modelo que seguirán los niños.
Reducir, reutilizar y reciclar en los juguetes
Los juguetes, como el resto de productos, también deben asumir las tres erres del consumo responsable. Hay que saber reducir el consumo de juguetes que no se van a utilizar y que además pueden dificultar que los pequeños aprendan a valorar las cosas. También hay que enseñar a los niños que pueden crear ellos mismos los juguetes a partir de materiales caseros y ecológicos que despiertan su imaginación.
Por su parte, los pequeños también pueden aprender que los juguetes están elaborados a partir de materiales que no son ilimitados. Por ello, es preciso conservarlos el máximo tiempo posible hasta que ya no se utilicen y, en tal caso, optar por la reutilización y regalarlos a quien pueda jugar con ellos, o por el reciclaje, si se han estropeado. Otra opción, que incluye comportamientos responsables y solidarios, es la entrega de juguetes, ya sean nuevos o usados en buen estado, a las personas y organismos que se dedican a recolectar regalos para las personas con menos recursos.

FUENTE: EROSKI CONSUMER